El pterigio (pronunciado «terigio») y la pingüécula son crecimientos o tumores en la córnea (la ventana frontal transparente del ojo) y la conjuntiva (la membrana delgada y transparente que cubre la esclerótica o parte blanca parte del ojo). Estos tumores son no cancerosos y bastante comunes.
La pingüécula (arriba) es un parche o abultamiento amarillento en la conjuntiva, cerca de la córnea. Aparece con mayor frecuencia en el lado del ojo más cercano a la nariz. Es un cambio en el tejido normal que se transforma en un depósito de proteína, grasa y/o calcio, muy similar a un callo en la piel.
El pterigio es un crecimiento de tejido carnoso de forma triangular sobre la parte blanca del ojo, que con el tiempo puede extenderse sobre la córnea. Este tumor puede permanecer pequeño, o crecer lo suficiente como para interferir con la visión. A menudo, un pterigio se desarrolla a partir de una pingüécula.
Algunos pterigios pueden tornarse rojos e inflamados y algunos, pueden llegar a ser grandes y gruesos, produciendo sensación de cuerpo extraño en el ojo. Si el pterigio es lo suficientemente grande, puede afectar la forma de la superficie de la córnea, causando un astigmatismo.
Las causas del desarrollo de pterigio y pingüécula no son aún claras. Se cree que la luz ultravioleta (UV) del sol puede ser un factor en el desarrollo de estos tumores. Otros factores que se cree causan pterigio y pingüécula son la condición de ojo seco y elementos ambientales como el viento y el polvo.
En la mayoría de las personas, la primera señal de pingüécula es un parche o abultamiento amarillento en la conjuntiva, generalmente en la parte del ojo más cercana a la nariz.
Por lo general, la pingüécula presenta pocos síntomas, sin embargo, si se irrita, puede producir la sensación de tener un cuerpo extraño en el ojo. En algunos casos, la pingüécula puede inflamarse. Una irritación y un enrojecimiento de los ojos pueden ocurrir, especialmente si el ojo es expuesto al sol, viento, polvo o un ambiente muy seco.
Cuando hay un pterigio, algunas personas pueden desarrollar el tumor y no tener otros síntomas. Para otros, especialmente aquellos que tienen un pterigio en crecimiento, puede haber enrojecimiento, inflamación o ambos.
Otros síntomas pueden incluir:
- Visión borrosa;
- Comezón;
- Escozor;
- Sensación arenosa en el ojo;
- Sensación de cuerpo extraño en el ojo.
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Dr. César Tejeda – Cirujano Oftalmólogo – Retinólogo.
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